En la oscuridad salvaje de un Mundo Nuevo, una ciudad brillante de pirámides y templos se erguía por encima de un gran lago, fiel reflejo de la Luna. Esta rebosante urbe, que surgió de la visión de un águila devorando a una serpiente, después llegaría a convertirse en la ciudad más poblada de las Américas, la capital más rica del Imperio Español y la sede de gloria y prosperidad de una nación emergente: México, tierra de orígenes.
La tierra privilegiada hoy conocida como México dio origen a dos de las más grandiosas y avanzadas civilizaciones en el Nuevo Mundo, al descubrimiento de la agricultura en las Américas, al único sistema formal de escritura desarrollado por las culturas autóctonas del Hemisferio Occidental, al descubrimiento independiente del concepto del cero y de la rueda y a los más avanzados matemáticos y astrónomos amerindios, verdaderamente dignos observadores del firmamento y sus cuerpos celestiales…México también daría a luz a un sinnúmero de mitologías, religiones, lenguas y tradiciones y a una de las más amadas gastronomías del planeta, basada en su maíz, los chiles y frutas, vegetales y legumbres endémicos de sus valles y bosques.
Conforme las viejas y nuevas civilizaciones cruzaron caminos en sus valles fértiles y sus montañas, México – el orgulloso hogar del mariachi, de cactos mil, el tequila y el mezcal y proponente incesante del sombrero charro y el sarape – también dio vida a una nueva nación híbrida: un pueblo de ascendencia mixta, la unión de dos culturas y dos continentes que hoy representa al pueblo mexicano.
El pasado mexicano reverbera su esplendor y sus logros y permanece como testamento de la buena fortuna, de la máxima manifestación de la belleza y la verdad, de la cultura y del carácter resistente y perseverante de su gente.
Y la riqueza de México aún se percibe a través de los colores de su gente sonriente, sus hogares y sus vestimentas; los sonidos melódicos de sus ciudades, la música en su corazón y los sabores y aromas de sus manjares y su naturaleza. La belleza del alma de México todavía se observa en sus lenguas diversas y los hermosos pueblos pintorescos en sus valles centrales…en el espíritu sin límites que los artistas mexicanos exudan en sus sobras, en el riquísimo ambiente cultural y creativo que contagia todos los aspectos de nuestras vidas…en las playas mágicas que adornan nuestras costas. México hoy sigue siendo un país maravilloso; México permanece espléndido y lleno de vida…
Hoy, nuestro México se encuentra en una coyuntura crítica, en la cual se definirá el futuro de sus hijos. La pesadilla que surge de los vestigios de violencia, impunidad y explotación que hemos heredado sigue con nosotros hoy también. La desigualdad, la corrupción y la falta de acceso a oportunidades representan lastres para nuestra sociedad y su desarrollo. Pero estos obstáculos no resistirán la presión de nuestro destino. La cara oscura de nuestro pueblo no nos definirá, no representará jamás quienes somos de verdad. El carácter verdadero de México radica en su belleza, su imponente cultura, la calidez y el carácter amoroso y acogedor de su gente, la magia y la admiración que invariablemente provocan sus tesoros. ¡Ése es el México de verdad! Seguimos siendo un pueblo al que le falta mucho por hacer y por crecer, pero también somos un pueblo que despierta, que recién comienza a percatarse de su propio valor y su infinito potencial, de lo mucho que realmente ha logrado desde su incepción.
Debemos creer en un México próspero, un México seguro de sí mismo, de su propio valor…un país vibrante y capaz de ofrecer a todos sus hijos la vida digna que merecen, en su propia tierra y bajo la consigna de alegría y calidez que caracteriza nuestro pueblo. Somos un país hermoso, un país que goza, un país que despierta, que vuelve a nacer y que se reanima como la fuerza incontenible de una nación destinada a florecer.
Es tiempo de reflexionar sobre quiénes somos y quiénes queremos ser…de reforzar los valores que queremos que definan nuestro futuro y de sembrar las semillas para el cumplimiento de nuestro destino: una sociedad próspera, equitativa y segura para todos…un mejor país para cada uno de los hijos de esa tierra mítica llamada México, tierra de orígenes, hija privilegiada de la Luna y el Sol.
Tu corazón de basalto pulsa, México…por tus venas fluye sangre de volcán…¡México, eres un GIGANTE!
¡QUE VIVA MÉXICO POR SIEMPRE!
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